La literatura académica contemporánea en torno al “piropo” da a conocer dos posturas; por un lado, están aquellas personas a favor, quienes ven esta práctica como algo cultural, ligado al cortejo o a la admiración de la belleza física libre de toda violencia de género y no asociada al acoso. No obstante, en el otro extremo están situadas aquellas personas que consideran esta práctica como un acto desagradable, grosero y violento, lo que ha llevado a generar oposición a esta práctica, tanto es así que, es considerada como un tipo de acoso sexual.